En los albores del siglo XXI la ciudad y sus administraciones apuestan, a través del Plan Estratégico de Burgos (2001-2015) por una serie de proyectos y de líneas de actuación decisivas para el futuro de la ciudad en el ámbito urbanístico, económico, cultural y de bienestar social de los ciudadanos. Las expectativas son en verdad halagüeñas. Burgos es al día de hoy la única ciudad de Castilla y León cuyo censo de población mantiene una tendencia al alza. Por lo demás, concurren en ella tres elementos que la distinguen y la potencian: su ubicación estratégica, el empuje de los sectores industrial y comercial y la riqueza de su Patrimonio Cultural. Está destinada a ser punto de encuentro y centro redistribuidor de ámbito internacional. De ahí la prioridad otorgada a ciertas obras de infraestructura como el cierre del anillo de circunvalación viaria, el desvío del ferrocarril o la puesta en marcha del aeropuerto de Burgos, en cuyas inmediaciones se ubicará un gran centro empresarial y de transportes, con un parque tecnológico y un puerto seco de proyección europea, capaces de organizar el transporte de mercancías por tierra y por mar, a través de los puertos de Bilbao y Santander. En materia de turismo la ciudad cuenta recientemente con un Plan de Excelencia Turística (2003-2006) por medio del cual las tres administraciones (Ayuntamiento, Junta de Castilla y León y Ministerio de Economía y Hacienda) apuestan por convertir a Burgos en un destino "excelente" y pluralizar los recursos turísticos de la ciudad. Por su parte, el Patrimonio Cultural se ofrece como uno de los mayores activos de la ciudad. Una larga y rica trayectoria histórica le ha dotado de elementos singulares y de conjuntos de primerísima calidad a descubrir por el visitante. El futuro desarrollo de Burgos pasa por el céntrico Solar de la Evolución Humana que acogerá un Museo, el Auditorio, el Palacio de Exposiciones y Congresos y un Centro de Investigación, según proyecto de Juan Navarro Baldeweg, que pretende ser una metáfora visual de los yacimientos de Atapuerca, junto al río Arlanzón y en respetuosa diagonal con la catedral. Un creciente interés por el medio ambiente, que tiene su principal riqueza en las márgenes del río Arlanzón, sus parques y jardines, el desarrollo de la gastronomía y, en fin, la práctica del deporte otorgan a la ciudad y a su entorno niveles de calidad de vida sencillamente extraordinarios.
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